Una marcha de las mujeres poco inclusiva

CC: Mark Dixon

CC: Mark Dixon

Es fácil entender que la llamada Marcha de las Mujeres haya movilizado a tantas en contra de Donald Trump. Más difícil es comprender que una iniciativa de resistencia civil que se presenta como aglutinadora de minorías se muestre tan excluyente con las mujeres que no responden al estereotipo ideológico feminista.

Aunque los organizadores pretendan hablar en nombre de todo el colectivo femenino, no hay que olvidar que el día de la elección presidencial muchas mujeres se pusieron en marcha para votar por Trump. Si el 54% de los votantes de Clinton fueron mujeres, también lo eran el 42% de los de Trump. Entre las mujeres blancas el 53% apoyó a Trump, así como también el 45% de las mujeres con título universitario. Ni los comentarios groseros de Trump, machaconamente repetidos por la prensa aunque fueran de hace años, lograron disuadir a las mujeres que han confiado en sus propuestas políticas.

Evidentemente estas mujeres no estaban en la marcha de Washington el pasado sábado. Así que sería más exacto llamarla Marcha de las Mujeres Demócratas o de las que votaron a Clinton. Pretender hablar en nombre de las mujeres no refleja la evidente polifonía femenina.

Es paradójico que un movimiento que atormenta el lenguaje para que nadie se sienta excluido (compañeros y compañeras), que en inglés es capaz de inventarse nuevos pronombres personales para distintas identidades sexuales, que va añadiendo cada día alguna letra más al inicial LGTB… se apropie de la marca Mujer como si pudiera hablar en nombre de todas, y definir quién es mujer real y quién no. La realidad es que las mujeres tienen ideas e intereses políticos distintos. Es bastante probable que los de Madonna no coincidan con los de una granjera del Medio Oeste. Y eso se nota a la hora de votar.

Las organizadoras de la marcha han preferido ignorar esta variedad y aglutinar a todas las mujeres en torno a “women issues” que interesarían a todas. Pero tampoco en este aspecto se han mostrado muy inclusivas. Al lanzar la marcha se habló mucho de diversidad, de feminismo transversal, de tener una agenda amplia. Pero pronto se vieron los límites del pluralismo. Días antes se anunció que uno de los muchos “partners” de la Marcha sería New Wave Feminist, un grupo feminista provida de Texas. Pero en seguida las organizadoras dieron marcha atrás, y publicaron un comunicado en el que clarificaban que la plataforma de la Marcha era “pro-choice” sin condiciones. Es de suponer que el hecho de que Planned Parenthood fuera uno de los principales patrocinadores de la marcha influyó en esta decisión.

Esta actitud aliena a mujeres como Erika Bachiochi, que en un excelente artículo publicado en CNN, se pregunta por qué la marcha excluye a mujeres provida, que se consideran feministas y no votaron por Trump. Ella piensa que el derecho al aborto ha hecho a los hombres más irresponsables respecto a las consecuencias del sexo, y no más preocupados por la mujer.

Pero en este tema que divide a las mujeres, la marcha era de sentido único. Es curioso que un movimiento que combate los “estereotipos de género” mantenga el cliché de que toda mujer debe estar a favor del derecho incondicional al aborto. Si piensas que los derechos de la mujer empiezan por el respeto a su derecho a la vida cuando aún está en el seno materno, entonces estás contra las mujeres.

Tratándose de un tema tan polémico, cabría esperar que un movimiento feminista se centrara en asuntos en los que es más fácil unificar posturas, como el permiso pagado por maternidad o la lucha contra el tráfico sexual. Pero los organizadores de la marcha no han manifestado mucho interés por los que no apoyan su agenda política completa.

Esto les priva del apoyo de muchas mujeres que se ven marginadas. Como declaraban algunas a The Guardian, el movimiento apela a la diversidad, pero luego no la respeta: “Si no votas como nosotros, te llamaremos racista, misógino, antimujer. Y si eres una mujer, te llamaremos traidora, y diremos que no eres una verdadera mujer. No eres el correcto tipo de mujer”.

El mismo movimiento que reprocha a Trump su retórica machista y descalificadora, descalifica a su vez al adversario con una retórica maniquea. Deberían haber aprendido que la diversidad comienza por reconocer que las mujeres no son un grupo homogéneo y que ejercen el derecho a decidir a quién apoyan.

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