Muros en Europa


Si el 60% de los votantes de un partido dijeran que consideran excesivo el número de inmigrantes en su país, y el 43% apoyaran incluso levantar muros y vallas en las fronteras, es muy probable que fuera tachado de partido de ultraderecha, xenófobo a más no poder. Y, sin embargo, eso es lo que piensan los europeos en general, según un sondeo en el que han participado más de 12.000 personas en una decena de países (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España, Polonia, Bélgica, Suecia, Hungría y Suiza).

La encuesta no la ha encargado una alianza de partidos populistas, sino que ha sido realizada por YouGov para El País y otros siete periódicos europeos “serios”.

La inmigración es uno de esos temas en los que la opinión pública y la opinión publicada pueden seguir derroteros bastante diferentes. Las tesis multiculturalistas proclaman que la inmigración aporta una valiosa diversidad que solo puede ser beneficiosa para el país receptor, y que no va a tener efectos negativos ni en el empleo, ni en la escuela ni en la cultura nacional. Y si la situación migratoria se desborda, se podrá decir, como mucho, que se está a favor de una inmigración “controlada, pero sin xenofobia”.

Pero cuando se pregunta directamente a la gente sobre la inmigración, suele decir cosas que no se ajustan al discurso políticamente correcto. No quiere esto decir que sean xenófobos recalcitrantes o rehenes de la manipulación de partidos de ultraderecha. Simplemente tienen una experiencia personal distinta y no se sienten obligados a regurgitar unas opiniones toleradas para todos los públicos en el consumo mediático.

A la vez también es posible que achaquen a la inmigración el origen de males de la propia sociedad que tienen causas más complejas. Es bastante probable que el nivel baje en las escuelas con más hijos de inmigrantes, pero a lo mejor tampoco antes era tan alto, y además hay escuelas que logran superar el reto de la diversidad donde otras fracasan.

En el caso de la encuesta de YouGov, la percepción sobre el exceso de inmigrantes llegados al territorio nacional varía mucho según los países. Es mayor en Italia (77%), España (75%), Suecia (73%) y Alemania (67%).  No es extraño, ya que estos países están entre los que reciben más inmigración o tienen mayor porcentaje de población extranjera. Al mismo tiempo, no hay que perder de vista que, como han demostrado otras encuestas, la gente tiende a creer que el porcentaje de extranjeros en la población es mayor de lo que realidad es. De hecho, de los 447 millones de habitantes del conjunto de la UE, los nacidos fuera de ella son 37 millones, el 8,2% del total.

También es significativo que Polonia y Hungría, cuyos gobiernos se ha atraído las iras de la Comisión Europea entre otras cosas por resistirse a pactar cuotas de refugiados, son los países que muestran más aceptación con los niveles de inmigración en su territorio. En torno al 40% de los polacos y los húngaros consideran que el número (bajo) de inmigrantes que llegaron a sus países fue el adecuado. Por el contrario, dos tercios de la ciudadanía polaca y tres cuartas partes de húngara opinan que el nivel de inmigración a la UE en los últimos diez años ha sido excesivo. Así que la próxima vez, en vez de enfadarse con Orban en Hungría y con el gobierno conservador en Polonia, la Comisión debería reconocer que sus decisiones en materia de inmigración responden al sentir mayoritario de la población.

Después de haber criticado tanto a Trump por su idea de construir un muro con México, resulta que un 43% de los encuestados apoya que se levanten muros en las fronteras exteriores de la UE, frente a un 46% que se muestra contrario. En España hay menos trumpistas, pues poco más de un tercio es partidario de sellar las fronteras con muros. También puede ser porque nosotros contamos con un muro natural como el estrecho de Gibraltar.

Tampoco hay mucho optimismo en estos países europeos sobre el ansia de integración de los inmigrantes. El 46% piensa que los inmigrantes no tienen intención de integrarse en la sociedad europea, en comparación con el tercio que cree que sí lo buscan.

La división es también patente respecto a si la llegada de población extranjera supone una amenaza para la identidad nacional y europea. Un 45% ve ahí un riesgo, frente a una 48% que opina que no lo hay. España es el país en que la percepción de esa posible amenaza es menor: la suscribe el 35% y la rechaza el 59%. Pero a lo mejor es porque cada vez tenemos menos clara la identidad nacional, ya puesta suficientemente en riesgo por los particularismos intra muros.

Pero quienes temen que una inmigración excesiva arruine la identidad europea, deberían tener en cuenta que el problema no se resuelve con  una política de inmigración más restrictiva, sino favoreciendo que los europeos de origen tengan más hijos. Hoy somos más conscientes de que la escasez de natalidad y el envejecimiento de la población ponen ya en riesgo la financiación de las pensiones, la disponibilidad de mano de obra, el cuidado de los mayores y, en general, el dinamismo económico europeo.  Frente a esto, una inyección de población joven como es la inmigrante puede ser un reconstituyente.

Los demógrafos nos dicen que, aunque se mantuviera la inmigración a Europa en su nivel actual, sería insuficiente para compensar el déficit de nacimientos nacionales. Por ceñirnos al caso de España, en el primer semestre del 2021 el saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) fue negativo (-70.700), y no pudo ser compensado por un saldo migratorio de extranjeros muy bajo (8.300). Lo previsto es que el número de nacimientos siga reduciéndose en los próximos años, sobre todo por la disminución del número de mujeres en edad fértil. Y si, como sucede ahora, la edad de la primera maternidad es a los 31,1 años y la tasa de fecundidad no supera 1,3 hijos por mujer, la escasez de nacimientos no tendrá solución. Y entonces a lo mejor veremos a los inmigrantes jóvenes como una bendición.

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1 respuesta a Muros en Europa

  1. MARIO SANCHEZ QUINTANA dijo:

    CONSIDERO QUE UN PAIS ES COMO LA CASA PROPIA A LA CUAL DEJO ENTRAR A LAS PERSONAS QUE MERECEN MI CONFIANZA Y A QUIEN LE BRINDO AYUDA Y HOSPITALIDAD PORQUE COMPARTO SENTIMIENTOS DE SOLIDARIDAD, VALORES CULTURALES, UNA HISTORIA VITAL COMPATIBLES CON MIS VALORES. TAMBIEN PORQUE LOS PAISES TIENEN DERECHO DE CONSERVAR SUS VALORES CULTURALES. LA DIVERSIDAD DEBE SER RECONOCIDAC Y RESPETADA. PERO NO SE DEBE INVADIR LA PRIVACIDAD DE UN PAÍS QUE TIENE DERECHO DE ESTABLECER LAS NORMAS DE CONVIVENCIA.

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