La fidelidad no es opcional

Estar en contra del celibato sacerdotal es una tecla segura para adquirir vitola progresista ante la prensa liberal. Basta ver lo que ocurre con el “camino sinodal alemán”, que ha hecho de esta bandera un signo de su modernidad en materia de realización sexual y de concepción del sacerdocio.

En una época tan emocional como la nuestra, el embate al celibato sacerdotal tiende a presentarse con recursos de la prensa del corazón. Se habla del ideal del cura casado como si fuera a vivir en perpetua luna de miel y constituir una familia ejemplar. Se mira con escepticismo que el amor a Dios baste para llenar un corazón, pero se da por supuesto que una mujer lo colmará por completo y para siempre.

Por eso, quizá no está fuera de lugar observar lo que pasa en otras confesiones, donde el sacerdocio no va unido al celibato. Por ejemplo, en la Iglesia luterana de Suecia, en la que los sacerdotes y los obispos, hombres o mujeres, pueden vivir en pareja, con la persona que quieran. Sin embargo, las aventuras sentimentales de un obispo han dado últimamente titulares tanto a la prensa del corazón como a la religiosa.

La noticia es que el obispo de Visby, Thomas Petersson, ha sido destituido de sus funciones por haber mantenido durante dos años una relación extraconyugal con una colega. El Comité de supervisión de los obispos de la Iglesia luterana evangélica, responsable de la revocación, le reprocha no haber vivido de acuerdo con los principios que debe predicar y de haber dañado así “la reputación que debe tener un obispo”. La Iglesia, dice el comité, “espera de todos sus ministros ordenados que sus palabras, sus actos y sus actitudes hablen el mismo lenguaje”. En consecuencia, le suspende de todas sus funciones sacerdotales para quedar como un laico.

Más allá del episodio concreto, el caso nos recuerda que los sacerdotes no están hechos de una pasta distinta a la de los demás cristianos y que, tanto en el celibato como en el matrimonio, hay que cultivar el amor para ser fieles. Por eso la supresión del celibato sacerdotal no es una garantía de felicidad matrimonial. Una vez suprimido, habría que debatir también qué pasaría con los curas divorciados o con los obispos infieles.

Pero tampoco faltan en Suecia críticos para quienes esta decisión de la Iglesia luterana refleja una postura “conservadora”, insensible a las complejidades de las relaciones sentimentales del mundo de hoy. Incluso alegan que el comité ha querido congraciarse con el ala más conservadora de la Iglesia, que a menudo reprocha a los obispos ser demasiado liberales en otros temas con repercusiones sociales. En fin, por mucho que una Iglesia intente congraciarse con el espíritu de la época, siempre será demasiado conservadora para alguien. Y ni siquiera esa apertura garantiza un mayor atractivo para los creyentes. De hecho, el porcentaje de suecos que se consideran miembros de la Iglesia luterana ha bajado del 82% en 2000 al 55% en la actualidad, aunque quizá para la mayoría esa vinculación siempre tuvo un carácter más bien social.

Cuando se trata del celibato sacerdotal, se dice que no se pretende suprimirlo sino dejarlo “opcional”. Pero la realidad es que el celibato es siempre opcional, pues a nadie se le obliga a ser clérigo. Y como tampoco nadie está obligado a casarse, dejar que el celibato sea opcional es lo mismo que suprimirlo, pues entonces el candidato a sacerdote queda en la misma situación que cualquier otro fiel.

Por otra parte, con sacerdotes casados o célibes, siempre se trata de la fidelidad a unos compromisos. ¿O habría que dejar también opcional la fidelidad?

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2 respuestas a La fidelidad no es opcional

  1. AngelGuerriero dijo:

    La cuestión no radica en que los curas casados sean felices o no. ¿Qué hizo Jesús? ¿Eligió célibes? ¿Qué hizo San Pablo, eligió célibes? ¿Jesús creó el «clero» o es sacerdocio? ¿La Iglesia de Jesús es la Iglesia actual? El hombre no es más porque sea soltero o casado, pero lo «natural», lo «propio» del hombres es que sea casado. El celibato es un don para elegidos por el señor; el hombre no puede imponer el celibato a nadie y la Iglesia tampoco. Así como no puede «disolver» el vínculo matrimonial, no puede imponer el celibato-…

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