Cunas para el día después

La ansiedad por la epidemia hace que centremos nuestra atención en los fallecidos, en si sube o baja el número de muertes diarias. Pero si las UCI están abarrotadas, también las maternidades funcionan. En estos mismos días están naciendo niños y hay familias que esperan con ilusión un nuevo hijo. Llegan en un momento de incertidumbre, pero más que nunca son el renuevo indispensable.

El coronavirus se está cebando en los mayores. En España al menos el 85% de los fallecidos tienen más de 70 años, y las residencias de ancianos se han convertido en territorios peligrosos. Estábamos satisfechos por contar con una esperanza de vida de 83,5 años, solo superada en Europa por Suiza (83,8). Pero ahora el virus está barriendo a una generación que ha cuidado –y disfrutado– de los nietos en horas de trabajo de los padres, y cuya pensión fue quizá en tiempos de crisis una ayuda para el resto de la familia.

Pero ya antes del coronavirus en España había más ataúdes que cunas. En 2018, el número de nacimientos (372.777) fue la cifra más baja de las dos últimas décadas, y la diferencia con las defunciones (427.721) arrojaba un déficit de casi 55.000. En 2019, los datos del primer semestre indicaban ya un saldo vegetativo negativo de 45.000. Y el exceso de mortalidad debido al coronavirus en 2020 agudizará el problema.

Es significativo que en Europa el virus esté causando más muertes en España e Italia, dos países con una estructura de población muy envejecida. En España, la población mayor de 65 años ha pasado del 16,4% del total en 2008 al 19,4% en 2019. En Italia asciende al 22,8%. Si nos fijamos en la parte baja de la pirámide de edades, la población de menos de 14 años es en España el 14,8% del total, y en Italia aún menos, el 13,2%. El conjunto de la UE ofrece también un predominio de las canas: los mayores de 65 suponen el 20% de la población total, mientras que los menores de 14 son el 15,5%.

Esta estructura desequilibrada es fuente de problemas, ya que un creciente volumen de inactivos recaerá sobre una población activa más reducida. Según las proyecciones de población que hizo el INE en 2018, la tasa de dependencia, es decir, el cociente entre los inactivos (menores de 16 años y mayores de 64) y los activos de 16-64 años, alcanzaba ya en 2018 el 54,2% y seguiría elevándose.

En estos días en que los niños están confinados en casa, muchos no habrán tenido ni un hermano con quien jugar. Pues la tasa de fecundidad en España es de 1,26 hijos por mujer, la más baja de la UE junto con Italia (1,29) y Malta (1,23). Tampoco puede decirse que esto sea un rasgo inevitable de la vida moderna, ya que en el conjunto de la UE la tasa de fecundidad alcanza una media de 1,56; en la vecina Francia, un 1,88, y en Suecia, un 1,76.

Lo que está claro es que el déficit de población joven es una rémora para el dinamismo económico. El gobierno español, como los de otros países, está diseñando políticas de ayuda para que la gente se mantenga a flote en medio de la crisis, y la economía salga cuanto antes del hoyo. Nadie piensa que será rápido. Pero, como sociedad, habrá que crear un ambiente favorable para tener hijos, con medidas de conciliación de trabajo y familia, vivienda más asequible, suficientes guarderías, estabilidad laboral…

Normalmente después de una guerra la fertilidad tiende a caer el primer año y luego hay un repunte de la natalidad. No puede decirse que la pandemia del coronavirus sea una guerra, pues en las guerras mueren sobre todo los soldados jóvenes, mientras que en esta los muertos han sido sobre todo los viejos. Pero sin duda ha sido una fuerte sacudida para todos, jóvenes y mayores.

En estos días hay la sensación de que cuando pase la pandemia muchas cosas no volverán a ser como antes. También podría ser distinta la política familiar, de modo que se alcanzara al menos ese número ideal de hijos que se declara en las encuestas sobre fecundidad y que luego nunca se alcanza en la natalidad real. Si ahora sentimos no haber podido ni despedirnos de los muertos, hagamos todo lo necesario para recibir bien a los nuevos.

 

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1 respuesta a Cunas para el día después

  1. Tras este análisis cuantitativo deberíamos adentrarnos en las causas propias de cada pareja, de hoy: creencias, perspectiva de futuro, mentalidad educativa, economía. Serviría para encaminar opciones de mejora actual.
    Miquel

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