Sumisas y censoras

Constanza MirianoLa polémica suscitada por la versión española del libro de la periodista italiana Costanza Miriano, Cásate y sé sumisa, ha servido para revelar la vocación censora que  ha arraigado en algunos sectores políticos, cuando se trata de defender un pensamiento único en cuestiones de género. Enmendando la plana a Voltaire, estos políticos y estas feministas han amenazado: “No estoy de acuerdo con lo que dices, y estoy dispuesto a recurrir al fiscal para que no puedas expresarlo”.  Les ha bastado leer el título para exigir que el libro se retirara de las librerías y hasta han advertido que estaban dispuestos a recurrir al brazo secular de la fiscalía para  castigar al culpable por “favorecer la violencia de género”.

Algunas feministas se han escandalizado solo con leer el título. Pero si la función de un título es llamar la atención, no cabe duda de que Cásate y sé sumisa ha demostrado ser un título eficaz. No va a ser tan ingenuo el editor como para ponerle a estas alturas del partido  Sé insumisa contra el patriarcado.

Si uno confronta sus acusaciones y  las respuestas de la autora, da la impresión de que  los críticos no han leído el libro, cosa que tampoco es de extrañar ya que los políticos de ese nivel  pasan tanto tiempo haciendo declaraciones que no suelen tener tiempo para leer los libros sobre los que opinan. Y si, además, es un libro publicado por una editorial del arzobispado de Granada, ya de por sí es sospechoso.

Como yo tampoco lo he leído, me abstengo de valorarlo. Pero si el libro original ha vendido más de 50.000 ejemplares, sin que nadie en Italia le haya acusado de humillar a la mujer ni de favorecer la violencia de género,  confío más en el buen sentido de los italianos que en los que han lanzado la fatwa contra la autora en Granada.

A las ideas de un libro que escuece, se contesta con otras ideas. Pero cuando uno tiene ideas débiles, lo más fácil es rasgarse las vestiduras con escándalo victoriano, y pedir que el libro sea retirado de la vista del público. Invocar la violencia de género se ha convertido así en el nuevo mantra que dispensa de cualquier debate que tenga que ver con la mujer. Dispensa incluso de preguntarse por qué la ley de violencia de género está siendo tan ineficaz para combatir ese fenómeno.

El resultado es bastante esperpéntico. Enarbolando la sagrada bandera de la autonomía de la mujer, se pretende silenciar a la escritora italiana; y para luchar contra la sumisión, se exige que la autora se someta a la censura de lo políticamente correcto.

Pero Costanza Miriano, periodista que trabaja en la RAI, católica y madre de cuatro hijos, ha demostrado ser una librepensadora con arrestos, que no se deja intimidar fácilmente. Según ha declarado, su libro parte del pensamiento de San Pablo, que invita al marido y a la mujer a someterse mutuamente, siempre con la misma dignidad. Frente a la tendencia femenina que es el deseo de control, Miriano aconseja: “fíate de tu marido, obedécele, haz un esfuerzo por ver lo bueno de lo que él dice y hace”.  Frente a la tendencia al egoísmo del varón, le recuerda “Cásate y da la vida por ella” (título de su siguiente libro). El problema es que este sometimiento mutuo va a contracorriente de la idea de ver la relación de pareja como una lucha de poderes, tesis que se presenta con pretensiones de dogma.

Si la idea de sumisión resulta tan escandalosa, me pregunto cómo es que los críticos de Miriano no reaccionaron antes contra un best seller como 50 sombras de Grey, el novelón basado en una relación entre hombre dominante y sumisa complaciente. Pero parece que la historia de una víctima voluntaria de prácticas eróticas es mejor tolerada dentro del postfeminismo libertario. Dicen que la saga de Grey ha encontrado sobre todo un público femenino, y más entre casadas. ¿No habría que preguntarse si esta visión de la mujer no contribuye a reducirla a un mero instrumento de placer? Pero, claro, este libro no lo ha  publicado una editorial católica, así que lo progresista es no escandalizarse ante lo que ha sido calificado de “porno para mamás”.

Pero, por lo menos, deberían dejar también en paz a mujeres como Costanza Miriano, que se sienten suficientemente “empoderadas” como para escribir lo que sienten.

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3 respuestas a Sumisas y censoras

  1. María dijo:

    No sé la causa de que los que comentan el libro de Costanza Miriano no lo hayan leído…. incluido los que hablan bien. Anímense, que merece la pena.

  2. ramon mendiburu belzunegui dijo:

    Ciertamente el título es provocador, pero tiene gracia porque mira que hay sumisiones hoy día, hasta de algunas feministas posando desnudas en el Congreso de los Diputados bajo la amenaza de retirada de financiación por el empresario que las maneja; de los políticos, sometidos a la disciplina de grupo; de tantos que dicen ser pensadores, sometidos cual borregos a la disciplina de lo políticamente correcto y del pensamiento único;del poder judicial, designado en su cúpula por los partidos mayoritarios; de los y las modelos; sumisión al músculo, a la dieta…etc. etc.

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