El listón ético en un mundo competitivo

Trabajo en ChinaEl derrumbe de un edificio en Bangladesh, con la pérdida de más de 400 vidas, ha sacado a la luz pública las penosas y arriesgadas condiciones laborales en muchas fábricas de la industria textil en países pobres. Con salarios de 30 euros al mes y talleres insanos y peligrosos, el textil de Bangladesh puede ofrecer sus productos para que sean comercializados en Occidente a unos precios con los que es imposible competir. Se comprende, pues, que los empresarios occidentales deslocalicen su producción o encarguen sus pedidos a proveedores de allí. La ventaja comparativa de estos países en el comercio internacional radica en una mano de obra más barata para hacer productos sencillos, y no hay que reprocharles que la aprovechen.

Lo que sí cabe pedirles es que respeten los indispensables estándares de condiciones laborales, en vez de rebajarlos cada vez más. En un mundo globalizado donde cada vez más actividades responden a criterios de mercado y de competencia internacional, surge siempre la cuestión de si hay que rebajar el listón ético para no perder posiciones respecto al vecino o si hay que exigir que la competitividad no se logre al precio de la explotación.

La disyuntiva se ha planteado también en estos días a propósito de los paraísos fiscales. Con su baja fiscalidad para el capital foráneo, su secreto bancario, su resistencia a facilitar información sobre el dinero allí refugiado, estos paraísos juegan con ventaja para atraer capitales. Y no pocas veces las cuentas en las Islas Caimán, en las Bermudas o en República de Vanuatu amparan dinero conseguido por medios fraudulentos o amasado por dictadores que saquean sus propios países. Por si fuera poco, en la crisis actual se ha comprobado que muchos de esos productos tóxicos de las “finanzas de casino” han sido creados o han transitado por estos centros offshore. ¿Habría que bajar también el listón fiscal de los demás países para que los paraísos fiscales perdieran su atractivo?

Nada de eso, han dicho los gobiernos de los países de la OCDE. Al contrario, hay que obligarles a intercambiar la información fiscal que sea necesaria en caso de investigación administrativa o judicial. Y hasta amenazan con cortar relaciones financieras con los paraísos que no colaboren. Cuando se trata de luchar contra la evasión fiscal los Estados descubren en seguida las ventajas de la tolerancia cero.

En la UE las quejas se dirigen hacia Londres. Después de la implosión del sector financiero en Chipre, es el gobierno británico quien puede poner orden en su red mundial de paraísos fiscales, que va desde las islas de Man, Jersey y Guernsey en el  Mar de Irlanda y el Canal, hasta los 14 territorios de ultramar, incluyendo las islas del Caribe Caimán, las Islas Vírgenes Británicas, Gibraltar, Bermudas, …por no hablar de las ventajas fiscales que ofrece la propia plaza de Londres para las ganancias de capital.

“Tendrán que irse a Londres”, ha sido también la advertencia que han lanzado en los pasados días en Madrid no un grupo de financieros alérgicos al impuesto, sino políticas airadas ante el anuncio de una reforma de la ley del aborto que eleva el listón ético. Lo de “irse a Londres” lo dicen como si esta fuera una solución solo para ricas, cuando en estos tiempos del “low cost” la gente va a  Londres hasta para hacer compras en rebajas. Pero, en cualquier caso, lo de “irse a abortar a Londres” siempre tiene un tufillo de época franquista, que no hay que desaprovechar en el debate.

Más bien habría que plantearse si en el asunto del aborto no se ha transformado España en un “paraíso bioético”, al que acuden mujeres europeas a las que se les ha pasado el plazo para abortar en su país o porque saben que aquí los requisitos legales no se comprueban. Como se ha visto recientemente en el juicio de la clínica abortista del Dr. Morín, la legislación española actual ampara cualquier tipo de prácticas.

Condiciones laborales, paraísos fiscales, normas bioéticas. Hay que optar entre poner el listón más bajo que el vecino para no perder oportunidades o bien elevarlo a un estándar internacional que responda a las exigencias de la dignidad humana.

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1 respuesta a El listón ético en un mundo competitivo

  1. José María Medina Montes dijo:

    Agudo análisis de las tres situaciones presentadas, que de -modo lógico- te llevan a la conclusión de que hay que hay que elevar el listón ético.
    Por lo que se refiere a las condiciones de trabajo de los obreros en las fábricas de los países pobres, se ve altamente necesario la aplicación del nuevo Enfoque Triple E, que preconiza que la eficiencia, la ética y la excelencia deben estar conjuntamente presentes en todas las actividades, que en este caso son las actividades laborales.

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