Puertas abiertas para las batas blancas

Personal sanitario inmigrante en MadridEl inmigrante que viene a un país de la OCDE es visto muchas veces como una fuente de problemas respecto al trabajo, la vivienda, la educación… En la sanidad, es fácil lamentarse de que el recién llegado contribuye a aumentar el gasto y a veces la masificación de los servicios. Sin embargo, a menudo olvidamos que entre los médicos y el personal de enfermería que cubren esos servicios hay no pocos extranjeros, sin los cuales las listas de espera se alargarían.

La amplitud de este fenómeno aparece documentada en el reciente informe de la OCDE Perspectivas de las Migraciones Internacionales 2015, que dedica un capítulo especial a las migraciones del personal sanitario.

Un dato significativo es que en el periodo 2012-2014, en los países de la OCDE donde hay datos disponibles (unos 26 países) el 17% de los médicos y el 6% de las enfermeras habían sido formados en el extranjero.

Eso es la media de la OCDE, pero hay algunos países que se benefician especialmente de ese personal que no les ha costado nada formar. Selecciono algunos:

Personal sanitario formado en el extranjero (2012-2014) (%)
Médicos (%)
Enfermería (%)
Australia
30,5
16
EE.UU.
25
6
Reino Unido
28,3
12,7
Suiza
27
18,7
Canadá
23,5
7,5
Suecia
24,3
2,7
Media OCDE
17
6,1

En España hay registrados casi 19.500 médicos formados en el extranjero (en su mayoría latinoamericanos)  que suponen el 9,4% del total.

Todos esos países seleccionados tienen una fuerte inmigración, así que tampoco es extraño que ocurra lo mismo en el sector sanitario. Pero no cabe duda de que las ventajas salariales y de formación que caracterizan a esos países son también un poderoso imán para los profesionales sanitarios extranjeros. Oportunidades no les van a faltar, pues el envejecimiento de la población de los países ricos y las muchas jubilaciones entre el personal sanitario en los próximos años, aumentarán el déficit de médicos.

Si el fenómeno se mira desde la perspectiva de los países de origen  encontramos que los grandes proveedores de personal sanitario (fuera de la zona de la  OCDE) son India, en el caso de los médicos, y Filipinas, para las enfermeras. También hay trasvases entre los países de la OCDE, ya que Alemania y el Reino Unido ocupan el tercer y el cuarto puesto.

Pero lo más habitual es que el flujo vaya del Sur al Norte. En Asia, juega un papel preponderante la parte de los médicos procedentes de India, China y Pakistán, y la de Filipinas e India en cuanto a las enfermeras. En Europa, Rumania se distingue por una mayor emigración. En África, la emigración sanitaria proviene sobre todo de África del Sur y Nigeria, mientras que en Latinoamérica destaca Colombia en el caso de los médicos y las islas del Caribe para las enfermeras.

Como primer país de destino, EE.UU. emplea en torno al 60% de estos médicos expatriados nacidos en India y Pakistán, y entre el 70 y el 90% de los nacidos en China  y Filipinas. El Reino Unido es el segundo país de destino de los médicos paquistaníes y chinos.

¿Quiere esto decir que los países ricos están “robando” el personal sanitario a los pobres, que lo necesitarían más? La realidad es que la mejor retribución y la disponibilidad de medios en los países ricos son ya por sí solos un poderoso atractivo para hacer tentadora la marcha al extranjero. Pero también es cierto que aunque el éxodo de médicos y enfermeras no sea la causa principal de la escasez de personal sanitario en los países de origen, sí contribuye a agravarlo.

El citado informe de la OCDE  recoge, con datos de la Organización Mundial de la Salud, que en torno a 2010-2011, 54 países, en su mayoría africanos (31 países), sufrían una penuria crítica de personal sanitario, con un déficit estimado de 2 millones de profesionales. En estos países, al menos el 20% de la escasez de personal hay que atribuirlo a la emigración.

Los países en desarrollo se quejan de que ellos financian la formación del personal sanitario, y luego son los países ricos los que contratan a ese personal ya formado. Por eso piden una compensación y una ayuda para retener a su personal. En 2010 la OMS adoptó un código de buenas prácticas para que la contratación de personal extranjero no debilite los sistemas sanitarios de los países de origen. Pero, por el momento, la emigración sigue aumentando.

Por lo menos, a la hora de valorar los problemas migratorios, habría que tener también en cuenta los causados en los países de origen por este éxodo de personal formado.

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