Faldas de oro y pantalón de camuflaje

Mujer militarCuotas sí o cuotas no. El asunto de si hay que imponer un porcentaje de mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas, divide a las propias mujeres. Hay quien dice que no quiere ser una mujer cuota, que parece impuesta más por ley que por méritos. Otras replican que, habida cuenta de lo lento que es desmontar ese techo de cristal, más vale recurrir a la ley  para provocar el cambio y comprobar sus efectos.

Ahora el gobierno alemán ha acordado entrar por la vía de las cuotas, no tanto por convicción de la canciller Merkel como por concesión al socio de gobierno, el partido socialista. Hasta hoy, la mujer fuerte de Europa  se había resistido a la regulación, quizá porque ella misma es el ejemplo de mujer que ha roto cualquier techo sin necesidad de un empujón. La medida supone que las mujeres deberán ocupar, a partir de 2016, al menos el 30% de los puestos en los consejos de vigilancia de un centenar de empresas que cotizan en Bolsa. Con esto casi se duplicaría el porcentaje actual, que asciende al 17%. Tampoco hay que perder de vista que una cosa es controlar la gestión de la empresa y otra estar a cargo de la gestión como directiva, cosa que es menos frecuente.

Es evidente que los centros de poder empresarial han sido menos permeables que los del poder político al acceso de la mujer. En España, hay abundancia de mujeres en la vida política, pero solo un 11% en los consejos de compañías cotizadas. Basta ver una de esas fotografías en las que el jefe de gobierno se reúne con los directivos de las grandes empresas: las mujeres suelen ser un punto de color en medio del gris marengo masculino. Por eso la medida de las cuotas es vistosa y puede ser presentada como un signo del avance en las políticas de igualdad.

Pero la realidad es que a esos niveles la medida no afecta a “la mujer” en general, sino a un puñado de mujeres. Así se comprobó en Noruega, que en 2003 fue el primer país en imponer una cuota del 40%, y donde actualmente las mujeres en los consejos de las compañías cotizadas suponen el 42%. La relativa escasez de mujeres elegibles para ocupar esos puestos llevó a que un reducido grupo de directivas se repartieran los 300 puestos disponibles en los consejos de administración de las empresas cotizadas, participando a menudo en varios consejos. Es lo que la prensa dio en llamar las “faldas de oro”. Pero, como observa The Economist; en Noruega son más frecuentes todavía los “pantalones de oro”, ya que los hombres directivos tienen el doble de probabilidad de participar en más de un consejo de administración. Tampoco se ha comprobado que estas mujeres directivas estén menos cualificadas que sus colegas masculinos.

En cualquier caso, para la mayoría de las mujeres, lo importante no es la paridad en los consejos de administración, sino las medidas que permiten compatibilizar la maternidad y el trabajo (guarderías, flexibilidad de horarios, permisos por maternidad…). Si muchas mujeres están aún obligadas a elegir entre maternidad y carrera profesional, lograr un puesto en un consejo de una gran empresa puede suponer haber renunciado a una serie de satisfacciones familiares. Y, al revés, si hay medidas de conciliación en los niveles intermedios, habrá más mujeres que lleguen por su propio impulso a los puestos directivos.

Pero la paridad, en un país como Noruega, tiene también sus cargas. El pasado octubre se aprobó una ley que obliga también a las mujeres a realizar el servicio militar, del que hasta hora estaban exentas. En este caso no se trata de cuotas, sino de obligación para todas.  Nada de “faldas de oro”, sino de pantalón de camuflaje en todas la tallas. Hasta ahora las mujeres que optaban por el servicio militar lo hacían de modo voluntario, y representaban un 12% del total de reclutas cada año.

No deja de ser curioso que el país que otorga cada año el premio Nobel de la Paz mantenga el servicio militar obligatorio, también ahora para las mujeres. Pero una vez roto el techo de cristal, habrá que arrastrarse también por el suelo de la pista americana.

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