Por fin un político católico presentable

En los últimos tiempos se nota un cambio sorprendente en parte de la prensa a la hora de valorar la influencia de las convicciones religiosas en la política. Tradicionalmente, para estos medios un político que afirmara que sus creencias religiosas le inspiraban en su acción política, que citara la Biblia e incluso encíclicas en apoyo de sus ideas, que exhibiera su condición de creyente en actos de campaña política, un hombre así, sería visto con sospecha o incluso con alarma. Sería denunciado como un hombre que no respeta el carácter secular de la vida política, alguien que viene a imponernos sus peculiares creencias religiosas, en fin, un “ultracatólico”.

Sin embargo, con Joe Biden todo ese alarde de religiosidad es presentado por estos mismos medios como un aval progresista. Se pone de relieve que es uno de los presidentes más religiosos de las últimas décadas, que antes dejaría de leer el New York Times dominical que faltar a misa. Se dice que lleva siempre consigo un rosario de su hijo fallecido, sin que una devoción tan tradicional se asocie en este caso con una fe anticuada. Si cita la Biblia en apoyo de la acción contra el cambio climático o una encíclica del Papa Francisco en favor de la lucha contra la desigualdad, no se le reprocha que esté instrumentalizando a autoridades religiosas en la cancha política.

Nadie está autorizado a juzgar la autenticidad de los sentimientos religiosos de Biden, aunque siempre cabe examinar si las políticas que defiende son coherentes con su fe católica. Lo que hay que preguntarse en todo caso es por qué esos mismos medios –tanto americanos como europeos– que siempre rechazan cualquier amalgama de política y religión, se han vuelto de repente tan entusiastas de las convicciones religiosas que inspiran a Biden. En cambio, cuando en septiembre del año pasado Trump propuso como magistrada del Tribunal Supremo a Amy Coney Barrett, católica practicante pero no de izquierdas, esos mismos medios y no pocos senadores demócratas intentaron descalificarla, alegando que una mujer de profundas convicciones católicas no podría aplicar la ley con imparcialidad.

Es verdad que en la política americana el factor religioso siempre ha sido un elemento importante en el perfil del político. Pero cabe pensar que este factor está perdiendo peso en el país. Según un sondeo del Pew Research Center de 2019, la proporción de adultos americanos que se declaran cristianos es un 65%, con una baja de 12 puntos respecto a la década anterior, mientras que los que se definen sin afiliación religiosa han alcanzado un 26%. Sin embargo, nunca los medios considerados progresistas han subrayado tanto el valor positivo de la inspiración religiosa como en el caso de Biden.

Claro está que al valorar esta inspiración se aplica un filtro selectivo. Se subraya que la doctrina social católica le impulsa a adoptar posturas progresistas en cuestiones de igualdad socioeconómica y de lucha contra el racismo. En cambio, en otras cuestiones es un ejemplo de político católico que “no impondría sus convicciones” a los demás.

En el tema del aborto, desde siempre Biden ha sido de los políticos católicos que están “personalmente en contra, pero…”. Dice que acepta la postura de la Iglesia de que la vida comienza en la concepción “como una doctrina de fe, pero rechazo imponérsela a otros…”. Esto puede decirse de la Inmaculada Concepción. Pero el inicio de la vida no es una cuestión de fe, sino de ciencia, y el respeto a esa vida naciente no es solo un imperativo religioso, sino una conclusión defendible con la razón. Al presentarla como mera doctrina de fe, Biden está renunciando a luchar por ella.

Filtro selectivo

Con el paso del tiempo, Biden ha ido ampliando el elenco de cuestiones en las que no quiere “imponer sus convicciones religiosas”: matrimonio gay, reconocimiento de los trans, ideología de género, financiación pública del aborto, no objeción de conciencia en seguros médicos… A medida que la cultura secularista y el programa de su partido ampliaban el “laissez faire” en asuntos de este tipo, Biden ha ido mostrándose cada vez más tolerante. Si el matrimonio como unión entre hombre y mujer era ampliado al de parejas del mismo sexo, entonces el matrimonio de siempre pasaba a ser una doctrina de fe que, por supuesto, Biden no podía imponer a otros.

No es extraño, pues, que la prensa secularista esté satisfecha con la religiosidad de Biden, En estos temas espinosos es un católico inofensivo. Nunca va a ser un obstáculo como esos católicos “radicales” provida o los incrédulos que niegan el milagro por el que un hombre puede convertirse en mujer por simple declaración.

Es más, incluso si sus posturas se alejan de la doctrina católica, es un índice de que es una persona más fiel a los principios religiosos que otras. Por ejemplo, esta prensa dice de él que es gay friendly, porque jamás se ha opuesto a una pretensión de grupos LGTB, lo cual por lo visto es una muestra de amor cristiano. Tal vez más adelante, si la fidelidad deja de considerarse una cualidad esencial del matrimonio, encontraremos políticos adulterous friendly.

Lo importante para estos medios periodísticos es que la fe de Biden puede ser una palanca para vender los temas que a ellos les preocupan, desde los problemas medioambientales a la lucha contra la desigualdad o la apertura a la inmigración. Y no cabe duda de que hay ahí cuestiones importantes, en las que una inspiración religiosa puede aportar ideas y mover a la acción.

En estos temas se nos dice que el pensamiento de Biden está muy influenciado por la tradición del catolicismo social de gente como Dorothy Day (1897-1980), una periodista y activista comprometida con los pobres, que se convirtió al catolicismo y cuya causa de canonización está en marcha. Day levantó ampollas a derechas e izquierdas con su lucha por los derechos de los trabajadores, sin ser comunista; defendió la causa feminista y a la vez fue provida. A propósito de la sentencia del Tribunal Supremo que en 1973 legalizó el aborto, Day suscribió una declaración en la que se decía: “Nadie tiene el derecho de decidir sobre la vida o la muerte de otro, pues asumir ese poder siempre ha sido reconocido como la forma más extrema de la opresión”.

Por contraste, nada más empezar su presidencia, Biden anunció que se empeñará en consagrar por ley el derecho al aborto reconocido en esa sentencia. Lo específico del catolicismo social de Biden, a diferencia del de Dorothy Day, es que aplica un filtro selectivo, de acuerdo con las corrientes dominantes de la época. Por eso no es extraño que, con motivo de la toma de posesión de Biden, el presidente de la Conferencia Episcopal de EE.UU., Mons. José H. Gómez, publicara una declaración en la que ofrecía la colaboración de los obispos y a la vez ampliaba el marco de las cuestiones que afectan a la salud social.

Entre ellas mencionaba algunas que preocupan también a Biden, y en las que las posturas de los obispos han estado más cerca de los demócratas (supresión de la pena de muerte, extensión de los seguros médicos, inmigración, lucha contra la pobreza y el racismo…). Pero a la vez recordaba que “la continua injusticia del aborto sigue siendo la ‘prioridad primordial’. Aunque primordial no significa única”.

Gómez manifestaba su alegría de poder contar con un presidente que comprende la importancia de la religión en la vida pública. Pero a la vez manifestaba su preocupación por el hecho de que Biden “se ha comprometido a seguir ciertas políticas que promoverían los males morales y amenazarían la vida y la dignidad humanas, más seriamente en las áreas del aborto, la anticoncepción, el matrimonio y el género. Es motivo de profunda preocupación la libertad de la Iglesia y la libertad de los creyentes para vivir de acuerdo con sus conciencias”.

Pero ahora que estos medios han descubierto que la fe puede ser un elemento inspirador en la vida política, a lo mejor reconocen que un Estado laico no implica sacar a la religión del espacio público.

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9 respuestas a Por fin un político católico presentable

  1. Juan Llor Baños dijo:

    Extraordinario!!!

  2. Roberto Dotta dijo:

    Muy buen artículo. Sigan tratando estos asuntos en los que algunos sectores culturales intentan imponer las directrices de lo políticamente correcto». Estos artículos ayudan a «hacer pensar» y brindan información y datos para difundir estos problemas de esta época.

  3. Montserra dijo:

    Al útimo parrafo . Ojalá, Tant de bo!

  4. Margarita Villalobos dijo:

    Biden es todo menos catolico usa la bandera católica y esta haciendo mucho daño a la Iglesia, con su postura incongruente

  5. Juan C. Vázquez-Dodero dijo:

    Desde hace tiempo no se puede considerar católico al Presidente Biden
    Otra cosa es que a quienes interese puedan pasar por alto su separación de la comunión con la Iglesia.
    La vida y la familia son, dos de las pocas líneas rojas que no se pueden traspasar sin perder la condición de católico en comunión con el Papa, lo que es su signo distintivo.
    También hay otros asuntos, como la impedir libertad religiosa, cuya trasgresión separa del cuerpo místico.
    Pero la vida, mayor bien individual, y la familia, mayor bien social, no pueden ser objeto de transacción.
    Un católico en activo no puede estar a favor del aborto, la eutanasia y demás formas de ir en contra de la vida .Y tampoco puede defender otra concepción de familia, y lo relacionado con ella, y del matrimonio que no sea acorde con el plan de Dios como se presenta en el orden de la Creación, y que constituye un patrimonio común para toda la humanidad gobernada por la ley natural.

    • Gloria Su Cabada dijo:

      Completamente de acuerdo. No es cuestión de dogmas o ni siquiera de fe, sino de sentido común!

  6. Josue dijo:

    El encabezado del artículo es ambiguo. La mayoría va a pensar que es un presidente realmente católico. El único presidente que ha defendido y promovido los principios cristianos y católicos ha sido Trump.

  7. José Gabriel Rodriguez Pazos dijo:

    Magnífico artículo y muy acertado el traer a colación el caso de Dorothy Day: ¡Qué importante es la coherencia de los católicos en la vida pública!

  8. ALFREDO VELASQUEZ dijo:

    Excelente artículo y muy oportuno. Hay que tener claro qué es lo que realmente el nuevo presidente piensa.

Los comentarios están cerrados.