“No soy bióloga”

Cabría esperar que después de décadas de literatura feminista, estudios con perspectiva de género, women’s studies, declaraciones sobre los derechos de la mujer… supiéramos al menos de quién estamos hablando. No digo que estuviéramos de acuerdo en cómo afrontar los problemas de las mujeres de hoy, pero sí que habláramos del mismo sujeto bien identificado. Pero esta precisión conceptual, que antes no ofrecía dudas, ahora está cada vez más emborronada, hasta el punto de que cuanto más se estudia a las mujeres cada vez sabemos menos qué es una mujer.

Un ejemplo de estos días es el diálogo mantenido en el comité judicial del Senado de EE.UU. entre Ketanji Brown Jackson –candidata propuesta por Biden para el Tribunal Supremo– y la senadora Marsha Blackburn durante una de las sesiones del proceso de confirmación.

Blackburn: ¿Podría dar una definición de la palabra “mujer”?
Jackson: No, no puedo.
Blackburn: ¿No puede?
Jackson: No, no soy bióloga.

Este modo de salirse por la tangente puede interpretarse como un mecanismo defensivo en un proceso lleno de trampas verbales, donde los contrincantes están a la espera de un resbalón del candidato. Pero no deja de ser curioso que una mujer que, aparte de sus méritos como jurista, ha sido propuesta por el hecho de ser mujer y negra (Biden dixit) no sepa qué es lo que define esa característica tan crucial. Algo que antes podía contestar cualquiera aunque no hubiera empezado la enseñanza primaria, se ha convertido en una cuestión insoluble para una mujer educada en Harvard.

En estos tiempos de “personas que menstrúan” y de “trans con capacidad de gestar”, ponerse a definir qué es una mujer es meterse en un campo de minas. Atreverse a responder “an adult female human being”, como hace el Oxford Dictionary, puede acarrear hoy una denuncia por “discurso del odio”. ¿Pero cómo podrá defender los derechos de las mujeres sin ni tan siquiera entender lo que caracteriza a la mujer?

Pero tampoco podemos pasar la patata caliente a los biólogos, como hace Jackson. A no ser que ella piensa que la cuestión del género debe ser dilucidada por razones biológicas, en vez de por la identidad sentida. Pero el clima intelectual de la Administración Biden que la propone no parece ir por ahí. La biología está envuelta en sospechas en el territorio mental de los que piensan que uno puede haber nacido en un cuerpo equivocado y ser mujer diga lo que diga la genética.

El hecho de que haga falta un especialista para definir lo que es ser mujer, indica hasta qué punto también la cuestión del género se ha ideologizado. Antes todo el mundo sabía en qué consistía ser mujer, aunque el biólogo añadiera la información de la genética y de las hormonas. Pero hoy hay que huir de las definiciones, como hace Jackson, para que las obviedades biológicas no obstaculicen la construcción ideológica sobre el género sentido.

Se comprende que las feministas tradicionales estén indignadas por este “borrado” de las mujeres. Si antes la mujer se “hacía” incorporando una serie de estereotipos sociales propios de su sexo, ahora la adopción de esos mismos estereotipos por parte de una persona sirve para avalar que se equivocaron en el “sexo asignado al nacimiento”. Al final tendríamos que corregir a Simone de Beauvoir para decir que “mujer no se nace, se aprende a sentirlo”.

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1 respuesta a “No soy bióloga”

  1. Juan Llor Baños dijo:

    Muy bien. Pero me parece que los medios de comunicación y una ingente nube de periodistas son las que prestan más servicio a la causa de los torpes conceptos personales y particulares como la Sra Jackson. A esas sandeces hay que darles la medicina del silencio, pues no merecen otra cosa.

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