Cuando lo que faltan son brazos

Hace cincuenta años, la llamada “explosión demográfica” preocupaba tanto como hoy puede inquietar el calentamiento global. Se decía entonces que la Tierra había superado ya su capacidad de carga de población, y que los recursos naturales se agotarían pronto, si no se adoptaba un control de natalidad severo y se ponía freno al crecimiento económico consumidor de materias primas. Sin embargo, lo que hoy está frenando el crecimiento en los países más desarrollados es la falta de natalidad y el envejecimiento.

Entre los casos de éxito económico en el último medio siglo ninguno más claro que el de China. Desde que con Deng Xiaoping abandonó la planificación socialista, su peso en la economía mundial ha pasado del 2% en 1981 al 18% en 2021. Centenares de millones de chinos salieron de la pobreza, no pocos se convirtieron en nuevos ricos, y China compite hoy con Estados Unidos y Europa. La esperanza de vida –índice compendio de muchas mejoras– ha subido hasta los 77,3 años.

Sin embargo, lo que va a poner límites al crecimiento en China es algo de lo que siempre se pensaba que iba sobrada: la población. Es verdad que todavía es el país más poblado del mundo, pero su natalidad es insuficiente. Con una tasa de fecundidad de 1,68 hijos por mujer, el número de nacimientos disminuye cada año, y en 2020 solo se alcanzaron los 10 millones, el dato más bajo de las recientes décadas.

La política del “hijo único”, adoptada en 1980 para acelerar el crecimiento, se ha convertido en un tiro en el pie a largo plazo. Viendo venir el problema, las autoridades permitieron en 2016 que las familias chinas tuvieran un segundo hijo, pero esto no ha sido la panacea. Si el hijo único pudo imponerse incluso con abortos forzosos, el boom demográfico no puede imponerse con nacimientos obligatorios. El coste de la vivienda y de la educación de los hijos, junto con la mentalidad creada por años de propaganda sobre la necesidad del hijo único, no contribuyen a animar a las jóvenes familias.

Y si tenemos en cuenta la disminución del número de mujeres en edad de concebir, no cabe esperar que la situación mejore en los próximos años. En el conjunto de la población, los mayores de 60 años pasarán del 18% actual a un tercio en 2050. Según datos oficiales, el sistema de pensiones actual podría ser “insostenible” en 2035, incluso sin tener en cuenta a decenas de millones de trabajadores informales que tienen una cobertura social mínima.

Por el momento, el gobierno empieza a preparar a los ciudadanos para un retraso en la edad de jubilación, tema sensible e impopular tanto en China como en Europa. La temprana jubilación vigente en China –a los 55 años para las mujeres y a los 60 para los hombres– no es sostenible con una esperanza de vida ampliada y una natalidad encogida. China necesita brazos, y si no los hay de jóvenes, tendrán que ser de los mayores.

En la UE estamos muy ilusionados haciendo planes sobre cómo emplear los 750.000 millones de euros de fondos europeos, con los que pretendemos superar la crisis de la pandemia y modernizar nuestro sistema económico. Pero habría que preguntarse si va a haber suficiente población activa para poner en marcha estos planes o si estamos decididos a abrir las puertas a esos inmigrantes a los que ahora frenamos.

El dinamismo económico de la UE está hoy amenazado por su anquilosamiento demográfico. La población de la UE (446 millones) representa hoy el 5,8% de la población mundial y en 2050 se prevé que no llegue al 5%. Inevitablemente, su peso en la economía mundial también va para abajo: en 1981 los 19 países que constituyen hoy la zona euro suponían el 21% de la economía mundial, lo mismo que EE.UU., mientras que hoy constituyen el 12% frente al 16% americano.

No es solo que la población europea cuente cada vez menos en el conjunto mundial, sino que es cada vez menos joven. El número de nacimientos ha descendido de casi 8 millones al año en 1961 a apenas 5 millones en 2018, cifra inferior a la de muertes (5,3 millones).

Con una tasa de fecundidad de 1,55 hijos por mujer como media en la UE, ningún país asegura la sustitución de generaciones. Según las proyecciones de la ONU para 2050, la población de Alemania descendería de 83 millones hoy a 80 millones, la de Italia de 60 millones a 54, la de España de 47 millones a 43…

En cambio, Estados Unidos, con una tasa de fecundidad de 1,84 hijos por mujer y un 0,7% de crecimiento demográfico, verá subir su población de los 335 millones a 379 millones en 2050.

Este bloqueo demográfico europeo pasa factura al crecimiento económico. Sin aspirar a las tasas habituales de China, donde el año pasado fue “solo” de un 6%, Europa está también por debajo de EE.UU. Desde la crisis de 2008 hasta ahora, la tasa de crecimiento anual medio en EE.UU. ha sido 1,85% al año, más del doble que en la zona euro (0,82%.). Aparte de las diferencias en las políticas económicas, el crecimiento potencial depende, según los economistas, de tres factores decisivos: el volumen de la población activa, la productividad y las inversiones. Y en los tres capítulos, la UE va a la zaga de EE.UU.

En Europa el crecimiento de la población activa se ha frenado, y empieza ya a descender. Esto implica que cada vez hay menos personas en edad de trabajar por cada jubilado, déficit que amenaza los sistemas de pensiones. Supone también menos impulso económico. “Este envejecimiento europeo se traduce también en un exceso de ahorro, menos consumo y una inversión poco dinámica”, según observa Philippe Martin, presidente del Consejo de Análisis Económico, citado en Le Monde. En general, estos países serán menos atractivos para los inversores.

Sin duda, la población no es el único factor. Pero es significativo que los cuatro países del Sur que arrastran más dificultades económicas en la UE (Portugal, España, Italia y Grecia) son también los que están a la cola en el ranking de la tasa de fecundidad: ninguno supera el 1,38 y España va en el furgón de cola con 1,31.

Al final, a lo mejor tenemos que enviar buques a África, para invitar a que vengan los jóvenes africanos.

 

 

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2 respuestas a Cuando lo que faltan son brazos

  1. Juan Carlos Llamazares dijo:

    Este es un tema muy importante, fundamental. Las políticas actuales y la mentalidad que se ha cultivado durante años es que sobran personas en el mundo. El hombre es muy malo y es el culpable de todos los males de la Tierra. Tener hijos es una irresponsabilidad. Lo mejor que podemos hacer es extinguirnos. Hay mucha gente que piensa así.
    Esto hay que darlo la vuelta. El ser humano tiene muchas culpas, pero la solución es hacer las cosas bien. No disminuir la población.
    La cultura de la muerte contra la cultura de la vida. Aquí tenemos una lucha muy importante y nada facil.

  2. Un magnifico artículo de gran calidad .Da mucha luz a los lectores en un momento en que es necesario apoyar a las jóvenes familias de manera que puedan tener hogar, casa,vivienda y trabajo.

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