Terrorismo y víctimas sin nombre

Atentado IrakSi alguien nos habla del ataque terrorista del pasado 15 de abril, pensaremos inmediatamente en el atentado del maratón de Boston que provocó 3 muertos y unos 140 heridos. Casi nadie mencionará la ola de atentados que en esa misma fecha tuvieron lugar en Irak, que dejaron un balance de 50 muertos y unos 300 heridos. Entre otras cosas porque la cobertura informativa de los de Boston no dejó espacio ni atención para interesarse por los de Irak.

Al cabo de ocho días lo sabemos casi todo de lo de Boston. Hemos leído noticias y reportajes, hemos visto vídeos y fotos, sabemos quiénes son los autores de la masacre, conocemos historias de las víctimas, y testimonios de espectadores y agentes de policía. De los muertos de Irak no sabemos casi nada, y nunca lo sabremos. Han sido las víctimas sin nombre provocadas por los terroristas que buscaban desestabilizar así el país, que el 20 de abril celebraba sus primeras elecciones desde la retirada de las tropas americanas.

El recuerdo de las víctimas de Irak no supone relativizar la importancia del atentado de Boston. Honrar a las víctimas, apoyar a sus familias, castigar a los culpables, hacer lo posible para que no vuelva a ocurrir, es algo que debería hacerse en todos los casos. Pero es inevitable que nuestra compasión dependa de la información.

El torrente informativo sobre Boston hace que entremos en sintonía con las víctimas de allí. Participaban en una carrera, como probablemente también hemos hecho nosotros. Casi podíamos pensar: “me podría haber ocurrido a mí”.

Los muertos de Irak son tan reales como los de Boston, pero quedan anímicamente lejos. La prensa no nos ha dado sus nombres, sus caras, ni sus historias.  Los terroristas son también desconocidos. Los análisis sugieren que se trata de militantes sunitas, vinculados a Al Qaeda, que hacen atentados indiscriminados en áreas chiíes para debilitar al gobierno de Nuri al-Maliki.

La atención informativa depende también de la excepcionalidad. Un atentado en Boston es inusual. Un coche bomba en Bagdad es uno más de una serie. Y desde que se fueron las tropas americanas, también los periodistas dejaron de atender a ese frente.

En cambio, un atentado en Boston será cubierto inmediatamente por los reporteros locales y por los corresponsales que lleguen después, para acabar como noticia de portada en todos los periódicos y telediarios. Esta amplia cobertura informativa es un arma de doble filo. Por una parte, responde a la necesidad de saber de la opinión pública. Por otra, sirve inevitablemente al interés que tienen los terroristas por obtener el máximo eco de sus acciones.

Si juzgamos por la cobertura informativa, podríamos pensar que el terrorismo  centra sus ataques en Estados Unidos. Pero el caso de Irak nos recuerda que el terrorismo islámico, aunque se diga en guerra contra Occidente,  causa  más víctimas entre los propios musulmanes.

Obama dijo en Boston que la ciudad no se dejaría amedrentar por los terroristas: “ustedes volverán a correr”. No menos valor, sino bastante más, necesitarán los iraquíes para volver a votar y  presentarse como candidatos en las elecciones. Sería bueno también que se lo reconociéramos.

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1 respuesta a Terrorismo y víctimas sin nombre

  1. Antonio Gómez dijo:

    ¡Chapó! Una reflexión que hacía falta. Después de tantas declaraciones bienintencionadas hacia los países «del sur», a la hora de la verdad seguimos actuando como si hubiera muertos de primera y de segunda.

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