“Non placet” para un embajador ante el Vaticano

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François Hollande quiso echar un pulso a la diplomacia vaticana y lo ha perdido. Cuando en enero de 2015 propuso como embajador ante la Santa Sede al diplomático Laurent Stefanini pensó que no habría ningún obstáculo. Pero su homosexualidad, no militante ni oculta, ha resultado ser un problema decisivo en esta coyuntura. En Francia se acababa de aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, después de una notoria resistencia en la calle y en el parlamento, y la propuesta de París se vio en el Vaticano como un intento de imponer sus valores a Roma. Y la diplomacia vaticana respondió conforme a su paciencia de siglos: un silencio que equivalía a un rechazo.

En principio, Stefanini, 55 años, soltero, católico, respondía a un perfil “vaticano-compatible”. Diplomático experimentado, había sido el número dos de la embajada francesa ante la Santa Sede de 2001 a 2005, y después jefe de protocolo en el Elíseo con los presidentes Sarkozy y Hollande. Parecía un candidato aceptable. La petición de acreditación, tradicionalmente secreta y no automática, se lanzó a la plaza pública. Y al Vaticano no le gustó que le intentaran forzar la mano. Al final quien ha pagado los platos rotos ha sido Stefanini, que es descrito como un hombre culto, reservado, homosexual pero no militante gay.

Recibido por el Papa

El Papa le recibió discretamente el 17 de abril de 2015. Según se dijo entonces, quiso explicarle que no tenía nada personal contra él, pero que no le había gustado ni el matrimonio gay aprobado en Francia ni los métodos del Elíseo para forzar su nombramiento. Luego, silencio. París siguió manteniendo que Stefanini era su candidato y el Vaticano que no daría su plácet. Tras más de un año de crisis, Hollande ha arrojado la toalla y ha nombrado a Stefanini como embajador de Francia en la Unesco. Aún no se sabe a quién propondrá para la embajada ante la Santa Sede.

Como de costumbre, algunas interpretaciones han querido ver en el rechazo de Stefanini una imposición del “ala conservadora del Vaticano”. Pero no hay que esforzarse mucho para descubrir ahí el estilo de gobierno de Francisco: una acogida cordial a la persona, que le lleva a entrevistarse con Stefanini, pero sin dejarse imponer los valores de otros. Por otra parte, también es tradición que, cuando el candidato a embajador es católico, se evite a los que se encuentran en situaciones matrimoniales irregulares.

Hay quien critica la intransigencia del Vaticano, pero también es llamativa la inclinación del Elíseo a elegir a homosexuales como embajadores ante la Santa Sede. Ya en 2007, Sarkozy propuso como candidato a embajador a Jean-Loup Khun-Delforge, otro diplomático abiertamente homosexual y unido con su pareja en un “pacto civil de solidaridad” (pacs). Benedicto XVI lo rechazó por “factores personales”. Se diría que París pretende poner a prueba la “modernidad” del Vaticano.

Lo peculiar del caso es que la popularidad del papa Francisco le ha permitido rechazar a un candidato homosexual sin crear una crisis. Por menos que eso, hoy día, un gobierno se expondría a ser condenado en el Parlamento Europeo, y se atraería las iras de la internacional gay.

Algunos habrían esperado otra actitud en el Papa que en 2013 declaraba: “¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual que busca al Señor con buena voluntad?” Pero una cosa es juzgar las intenciones espirituales de una persona y otra juzgar la oportunidad de su nombramiento para un puesto ante el Vaticano.

Lo mismo podría decirse del posible nombramiento de personas homosexuales para trabajos en instituciones de la Iglesia. La doctrina de la Iglesia dice que los homosexuales deben ser acogidos con respeto y sensibilidad, y que no deben sufrir ninguna discriminación “injusta”. Pero puede ser justo que precisamente su condición homosexual no les haga idóneos para aparecer en puestos representativos o docentes en la Iglesia.

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6 respuestas a “Non placet” para un embajador ante el Vaticano

  1. Agustina de Aragón dijo:

    Efectivamente, parece que Hollande pretendía desacreditar al Papa e imponer a su candidato que – él debería saberlo – no era el idóneo… a eso se le llama (entre otras cosas) falta de tacto y de la oportunidad, pisar el callo, ningún sentido diplomático, meter el dedo en el ojo.

    Me alegra que sea Hollande el que ha tenido que plegar velas: así aprenderá que no hay mejor diplomacia en el mundo que la vaticana.

  2. Mª del Valle dijo:

    Me ha gustado la manera de exponer un tema tan espinoso. Claro, sin descalificaciones personales, y a la vez claro. Lo más: no dejarse llevar por lo políticamente correcto y exlipcar por qué sencillamente.

  3. Consider0 una información ponderada y clara que puede hacer mucho bien para formar una opinión en temas que suelen manipularse o tratar de imponerse en la opinión pública. Es importante formarse un criterio con razones de fondo y distinguir ,como se hace, la actuación e la Iglesia en campos que son de Ella, es decir que les corresponde . O sin ninguna duda.
    Gracias porque es importantísimo, más en la actualidad, tener ideas claras para actuar con libertad y responsabilidad.

  4. Màrius Clavell dijo:

    Aréchaga contextualiza muy bien el decline vaticano para Stefanini y refleja la manera modélica de papa Francisco para llevar a la arena la doctrina de la Iglesia. Nos sirve a los católicos de calle para tratar el asunto homo en nuestra vida de calle. Norabuena

  5. Bernardo Manuel Borrazás dijo:

    No es posible cambiar la «forma de ser» de cada uno, y a cada forma de ser le corresponde una forma de obrar.- Sí soy varón porque así nací, esa es mi «forma de ser» y entonces me corresponde obrar como un varón; si siendo varón intento obrar como mujer destruyo mi naturaleza, destruyo mi «forma de ser».
    El León tiene una forma de ser que lo lleva a obrar comiéndose a los demás, pero está bien porque responde a su naturaleza.
    Cuál es la naturaleza del ser humano? Que es lo esencial de ella? . Lo esencial es que fue concebido como «imágen y semejanza del Creador» y eso debe determinar su forma de obrar, pero al tener el hombre un márgen de libertad puede elegir comportarse de acuerdo a su naturaleza o en contra de la misma. Al ser semejante a Dios (que es amorosamente bueno) el hombre en el uso de su libertad debe elegir el bién porque así obraría su modelo Divino (Cristo); así respondería a su naturaleza; obrando así comprenderá el más profundo sentido de la vida, que se encuentra en el darse a los demás; va juntando amores en la vida (amores: personas que quiere más que a si mismo y por las que «se daría» o les daría sus bienes) y así responde libremente a su naturaleza.- Si no elige el bien destruye su naturaleza, su «forma de ser», pierde su semejanza con Dios; deja de ser libre y es esclavo de sus pasiones y de su egoísmo.-

  6. Bernardo Manuel Borrazás dijo:

    El hombre puede elegir entre ser un «juntador» de amores (personas a las que quiere tanto o más que a si mismo y por las cuales daría bienes o a si mismo), y así, respondiendo a su naturaleza, encuentra el sentido de la vida (ver El Evangelio), o puede transformarse en un «juntador» de sensaciones, donde todo es para él, y pierden importancia los demás, lo que destruye su forma de ser (ser semejante a Cristo), lo que lo lleva a perder también el sentido de la vida y lo confunde, no entiende (Sartre: «la vida es una pasión inútil» la nada, la náusea; Nietzsche «Dios ha muerto» la vida no tiene sentido, etc.).- En el único lugar donde el hombre encuentra el sentido de la vida es en el Amor, que lo lleva a desprenderse de sí mismo y darse a los demás. No hay otro lugar para encontrar el sentido de la vida, solo en el Amor y en el cariño está. En el amor hay un «darse» primero, y luego viene el premio. El hombre de hoy quiere solo el premio.

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