Mejor ser explotado por una multinacional

Una crítica habitual a las multinacionales es que deslocalizan su producción hacia países de bajos salarios y menos derechos sociales. Su decisión de instalarse en un país dependería de una negociación a la baja de los derechos laborales, para lograr una ventaja competitiva. Entre los posibles países receptores, deseosos de atraerse la inversión, se produciría una “nivelación por lo bajo” de los salarios y de los derechos sociales de los trabajadores. La globalización estaría llevando a un deterioro de las condiciones laborales.

No sé qué pasará en Bangladesh, pero en España las estadísticas no avalan esta teoría. Durante los años de crisis, trabajar para una multinacional con sucursal en España ha sido una ventaja para no perder el empleo e incluso para ver aumentado el sueldo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, de los que se hace eco El País, desde 2008 hasta 2014, los sueldos de los trabajadores de multinacionales en España subieron un 14%; en cambio, el salario medio del conjunto de trabajadores creció apenas un 4,5%. De este modo, con datos de 2014, la retribución promedio de los trabajadores españoles de multinacionales fue de 31.257 euros anuales, frente a 22.606 euros del conjunto de los trabajadores.

Las explicaciones de esta diferencia destacan que las multinacionales tienen mayor peso en sectores, como la industria, donde los salarios suelen ser más altos. Al mismo tiempo, son actividades que exigen muchas veces un tipo de personal más especializado, que también cobra más. Y, durante la crisis, los ajustes a la baja de los salarios se han producido sobre todo en los trabajadores que cobran menos y que son más sustituibles.

Este diagnóstico parece indicar que las multinacionales van en busca no de la mano de obra más barata, sino del tipo de trabajador que puede crear valor para la compañía y hacer rentable la inversión.

De este modo, su actividad ha contribuido en España a crear empleo y a elevar el nivel salarial. Trabajar para una multinacional tiene una serie de ventajas que es difícil que ofrezca una pyme, que es el modelo que predomina en el país. Tampoco es tan extraño. Una multinacional suele serlo porque ha sido una empresa de éxito, y su misma proyección global le permite diversificar los riesgos. Y es más probable que las condiciones laborales de la matriz tiendan a extenderse a las filiales, en vez de lo contrario.

Otra cosa es cuando las multinacionales subcontratan la producción a empresas locales, que pueden estar acostumbradas a explotar al trabajador nacional. Pero, incluso en estos casos tercermundistas, el estallido de escándalos está llevando a establecer códigos éticos, que obligan a los proveedores a elevar sus estándares. En estos casos, el trabajador local estará aún en peores condiciones que el trabajador de la matriz, pero puede ser un privilegiado en comparación con los que trabajan para empresas locales. Las multinacionales pueden así estar contribuyendo a elevar el listón social más que a bajarlo.