Matar por ideas

Manifestación en favor presos de eta Entre los que se manifiestan  a favor de los presos de ETA, hay gente que siempre los ha jaleado como héroes que combaten por la patria vasca. Así que no es extraño que quieran sacarlos de la cárcel, ahora que las armas no han dado resultado y los votos parecen prometedores. Pero hay otros que, aun condenando la violencia de ETA, piden que sus hechos criminales se juzguen de un modo distinto a otros crímenes. La “guerra” ha terminado, ha sido dolorosa para todos, pero ahora es el momento de que los presos vuelvan a casa para que todos emprendamos una nueva etapa de convivencia pacífica.

Estos “chicos” estaban equivocados en sus métodos, pero luchaban por unos ideales, dispuestos incluso a jugarse la vida o la libertad. En el fondo subyace la idea de que matar por un motivo político es menos innoble y más comprensible que matar por dinero o por otros intereses personales.

Pero el asesinato es siempre el método expeditivo para imponer a otros las propias ideas o intereses. Y el que las razones sean políticas no hace que ese recurso sea menos  cruel e injusto. El atracador que elimina al guardia que obstaculiza su asalto o el amante despechado que mata a la mujer que le rechaza o al rival en el amor,  están imponiendo también sus propios intereses a costa de la vida de otros. A veces estos crímenes pueden ser fruto de la pasión del momento o de unas circunstancias fortuitas, no premeditadas.  En cambio, los crímenes por motivos políticos suelen ser consecuencia de una crueldad fría, de una planificación  metódica, que escoge la víctima y el momento. Puede incluso que no importe quién es la víctima, sino lo que representa, el partido al que pertenece, el uniforme que lleva. Simplemente, es un obstáculo para el triunfo de las propias ideas políticas.

Es más, en otro tipo de crímenes violentos el criminal intenta imponerse sobre una persona. En cambio,  la violencia política es el recurso para imponerse sobre muchos,  para conducir a una colectividad por el camino elegido por el salvador, que se erige como portavoz de todos. El criminal político puede creerse justificado porque quiere actuar a favor de su pueblo. Pero es él quien decide  quién forma parte de ese pueblo y quién quedará excluido, incluso del derecho a la vida. No olvidemos que buena parte de las víctimas de ETA han sido otros vascos, que han sufrido sus atentados, su extorsión y sus amenazas, o que han tenido que irse de su tierra porque ETA quería imponer por la fuerza su visión de la identidad vasca.

Los crímenes con motivación política no son menos dañinos o injustos que otros. Por el contrario, las oleadas más mortíferas de violencia han sido protagonizadas por gente que invocaba el amor a la revolución, a la patria, a la ideología, a la raza, al pueblo…

Por eso no es extraño que a los presos de ETA se les exijan unos requisitos de rechazo a  la violencia, de arrepentimiento y de petición de perdón a las víctimas, para acceder a unos beneficios penitenciarios.

Solo así se puede iniciar el camino de la reinserción. Se puede hablar de la conveniencia de que esos presos estén o no en el País Vasco. Se puede revisar la duración de las penas, pues todo preso –también un terrorista– necesita  tener una perspectiva de liberación, y las penas interminables no cambian a nadie a mejor. Pero también hay que dejar claro que los crímenes no dejan de serlo por tener una motivación política.

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