La gran familia de Coca-Cola

Una "familia" Coca-cola¿Hay algo menos original que una familia “tradicional”, de papá y mamá con sus hijos? Así que, para ser moderna, la última campaña de Coca-Cola en España presenta diversos tipos de familias, que transmiten la idea de que no existe una fórmula familiar única para conseguir ser felices. A través de una secuencia de diálogos entre niños y padres, van apareciendo diversos casos: niña con mamá mayor y sola; niña asiática adoptada; niño con padre que se ocupa de la casa mientras la madre trabaja; niño con dos papás. Al niño le han dicho algo en el colegio que sugiere que su familia es rara y pregunta en casa. Y le contestan: “¿Si pudieras elegir a tu familia nos elegirías?” “¡Sí!”, responden los niños entusiasmados. Moraleja final: “La felicidad siempre es la respuesta”.

¿Cómo no sentirse tocado por esa confianza del niño en sus padres? ¿No es entrañable ese mensaje de cariño y diversidad? Pero habría que preguntarse si,  con tal que el niño sea querido, la situación familiar es indiferente. El niño nunca puede elegir a su familia. Y, en algunos  casos del anuncio, se ve que alguien ha decidido por él: una mamá ha decidido que la niña no necesita padre; y dos hombres han decidido que el niño puede pasarse sin madre. ¿Es eso lo mejor para el niño?

Desde luego, las familias tienen perfiles y circunstancias diferentes, y han de encontrar su propia respuesta para ser felices. Pero, así como no cualquier bebida de cola es Coca-Cola, tampoco cualquier combinación de niño y adultos da lugar al mismo sabor familiar. Abundantes datos sociológicos y psicológicos han confirmado que los niños están mejor cuando viven con sus padres biológicos, comprometidos en un matrimonio estable. Se diría que, como la Coca-Cola, esta es la fórmula secreta del bienestar familiar. Otras fórmulas también existen, pero tendrán que superar más dificultades.

Si lo importante es celebrar la diversidad, en el anuncio de Coca-Cola se podría incluir también otra familia que ha sido noticia estos días: la de la alemana Anngret Raunigk, que a sus 65 años se encuentra embarazada de cuatrillizos. Se ve que le gustan los niños: tiene ya 13 hijos –el mayor de 44 años–, de cinco padres distintos, y siete nietos.

Raunigk ya salió en titulares en 2005, cuando tuvo a su hija pequeña Leila a los 55 años. Pero la niña deseaba tanto tener un hermano más pequeño, que la madre no dudó en hacer varios intentos de inseminación artificial en el extranjero con semen y óvulos de donantes. La sorpresa fue cuando se enteró de que esperaba no uno sino cuatro niños. Pero ella se encuentra con fuerzas y está decidida a afrontar la crianza de los cuatro. Esta profesora de inglés y ruso en la escuela primaria, que se jubila el año próximo,  piensa que la edad no es un obstáculo para la maternidad.

Quizá cuando los cuatrillizos vayan a la escuela algún compañero les diga que su madre es muy mayor para ser una mamá. Tampoco tendrán un padre que presentar a sus amigos. Probablemente tampoco será fácil para su madre lidiar con varios hijos adolescentes a los 80 años. Pero siempre podrán presumir de diversidad familiar.

Print Friendly, PDF & Email
Esta entrada fue publicada en Familia y etiquetada , , , , , , . Guarda el enlace permanente.