La brecha cambia de género

Siempre que hablamos de brecha de género instintivamente pensamos en algo en que las mujeres están por detrás de los hombres y en cómo corregirlo. Sin embargo, en la Universidad la brecha de género se ha invertido, y ahora son las chicas las que superan a los chicos en el acceso y graduación.

En EEUU, según The Atlantic, las mujeres representarán este curso el 56% del alumnado en los campus universitarios. En los estudios de primer ciclo, este año las mujeres sobrepasarán en 2,2 millones a los hombres. No solo acceden en mayor número a la Universidad, sino que también se gradúan en mayor proporción que los chicos (58% en 2015). Este predominio no es peculiar de EE.UU., pues en los países de la OCDE la proporción de mujeres entre los graduados era el 57% en ese año y en la UE, el 59%.

Pero lo preocupante es la tendencia. También en las universidades británicas los datos de matriculación de alumnos de 18 años para este curso indican que en esta clase de edad el 27,3% de los chicos accederían a la enseñanza superior frente al 37,1% de las chicas.

Es cierto que esta apatía de los chicos ante los estudios universitarios no afecta a todos por igual. En EE.UU. está más extendida entre los hispanos, los afroamericanos, y los jóvenes blancos de menos recursos. En cambio, las chicas de estos grupos sociales y étnicos parecen más motivadas para ir a la Universidad.

Como las Universidades americanas están acostumbradas a la búsqueda de alumnos, ya han empezado una política activa para atraer a los chicos, igual que antes desarrollaban políticas específicas dirigidas a las mujeres o las minorías raciales. Esto se nota ya en las fotos promocionales de las webs de algunas Universidades, donde los chicos están sobrerrepresentados, como antes ocurría con las chicas. Pero hay otros recursos que no son mero marketing: nuevos equipos en deportes que interesan a los chicos, mayor énfasis en materias como estudios de business, mentores para asesorar a los chicos en los estudios y ofrecerles un modelo de éxito creíble, becas específicas…

Pero en gran parte se trata de actuar antes de la entrada en la Universidad, pues la desafección de los chicos hacia los estudios hunde sus raíces en la enseñanza primaria y secundaria. En EE.UU. es muy común entre los chicos de minorías raciales un sentimiento “antiescuela”, que lleva a ver la dedicación a los estudios como algo propio de chicas y ajeno a los intereses masculinos.

Además, muchos no ven el beneficio económico que pueden reportarles los estudios universitarios. Los estudios cuestan dinero, aunque existan becas, hay que invertir cuatro años para graduarse y luego tampoco está asegurado de entrada un buen sueldo. En esto se equivocan, pues las estadísticas muestran que los que poseen un título universitario pueden ganar un 56% más que los que abandonaron los estudios en secundaria. Y en una época en que la economía no ofrece buenos empleos para trabajadores sin formación, esa brecha solo puede ir a más. Pero en esos ambientes está muy difundido un sentimiento de incredulidad respecto a las posibilidades de ascenso económico y social.

La escasez relativa de chicos en la universidad es la consecuencia de su mayor fracaso escolar en la enseñanza secundaria. Ya desde hace años algunos especialistas, como Christina Hoff Sommers, venían señalando el problema del bajo rendimiento académico de los chicos, especialmente de los grupos más desfavorecidos.

Por eso en algunos sitios están experimentando con programas de formación del carácter, que ayudan a los chicos a ser más organizados y a mejorar su concentración y su compromiso en los estudios. También se plantea cómo adecuar la organización escolar a las peculiaridades de los chicos. Esto incluye tipos de lecturas que les resulten más atractivas (ciencia ficción, fantasía, deportes, espionaje), más tiempos de recreo para que puedan expansionarse, un estilo más competitivo entre alumnos, clases o escuelas solo para chicos cuando sea necesario, y más hombres en el profesorado.

Las soluciones podrán ser variadas, pero hay que empezar por reconocer que existe un problema con los chicos en la escuela. Desde los años 70 la sociedad ha sido muy sensible ante los obstáculos que podían encontrar las chicas en su avance académico. Si encontráramos ahora entre las chicas desinterés por los estudios, mayor fracaso escolar, falta de ambición para ir a la Universidad… nos preguntaríamos qué estaba fallando en la organización escolar, qué reformas habría que emprender y cómo estimular su deseo de aprender. Pero ahora que la brecha de género se ha invertido, no por eso deja de ser un problema.

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1 respuesta a La brecha cambia de género

  1. María A dijo:

    La denostada enseñanza diferenciada en Primaria y Secundaria podría ser una solución. Incluiría también que la enseñanza de chicos no estuviera tan feminizada. Las mujeres valoramos virtudes femeninas pero no las masculinas y no es por mala fe. En la práctica no nos gustan los chicos que tanto se mueven y ellos no se adaptan a la mentalidad femenina a la hora de razonar y discurrir. Sé que no es políticamente correcto y que se me echan encima si lo digo en público.
    Sin diferenciación las chicas no ganan y los chicos pierden

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