Elogio de la diferencia y exclusión prenatal

Ayuda a niños discapacitadosNuestra sociedad ha hecho una bandera de la aceptación de las diferencias, de la integración de las minorías, de la inserción social del discapacitado. Casi está mal visto hablar de minusválido, pues la discapacidad no sería más que una capacidad diferente. Todo el mundo tiene algo que aportar. Sin embargo, esta misma sociedad es cada vez más insensible a la exclusión prenatal de quien no responde a la normalidad genética.

La criba del diagnóstico prenatal permite detectar anomalías del feto, que en la mayoría de los casos no van a tener un tratamiento posible durante el embarazo, y que son suficiente motivo para justificar un aborto eugenésico.

Esta intolerancia a la discapacidad va en aumento. Los datos indican que la proporción de abortos realizados en España acogiéndose al supuesto de riesgo de anomalías en el feto ha ido creciendo en las dos últimas décadas. En 2012 fueron el 3,1% del total, lo que supone 3.484 en números absolutos.   De ellos, solo 337 correspondían a casos extremos de anomalías incompatibles con la vida o enfermedades graves e incurables.

El caso más llamativo es el rechazo a los bebés con síndrome de Down, que son abortados en la proporción de un 80-90%. Es cierto que las personas con síndrome de Down suelen tener problemas de salud por encima de la media, y casi siempre presentan discapacidad intelectual en mayor o menor grado. Pero también es cierto que los programas de atención y estimulación temprana han conseguido mejorar considerablemente sus habilidades, y los avances médicos han permitido que tengan una vida más larga y más sana.

A pesar de todo, estos y otros fetos no pasan la nota de corte genética que nuestra sociedad está colocando cada vez más alta.  En cambio, las personas con síndrome de Down se convierten en el personaje emblemático de las campañas de algunas instituciones, públicas o privadas, cuando quieren  favorecer –o exhibir– la integración laboral de los discapacitados. Se da así una curiosa paradoja: cada vez los vemos más en los medios de comunicación y menos en la calle.

Tácitamente se admite que los padres tienen derecho a un hijo sano, y si no, la ley les reconoce el derecho a abortarlo. Pero luego se espera que las empresas no discriminen por la discapacidad. La eugenesia impuesta por el Estado para evitar que la raza degenere nos parecería un abuso, pero la eugenesia privada prenatal para evitar discapacitados en la propia familia se asienta como derecho.

Esta esquizofrenia social se ha puesto de manifiesto en la resistencia a la reforma de la ley del aborto de Gallardón, que no consideraba automáticamente la malformación fetal como motivo para interrumpir el embarazo, a diferencia de la ley vigente. Esta ha sido la piedra de escándalo para denunciar el extremismo de la reforma, que impedía descartar al bebé no suficientemente sano.

Pero, si se trata de que los padres no se vean obligados a aceptar un bebé enfermo, habría que darles más margen de maniobra cuando el problema no se ha detectado a tiempo. El filósofo australiano Peter Singer, que es un pensador que no teme llevar los razonamientos a su conclusión lógica, afirmaba ya en 2004 que debería ser legal matar a los recién nacidos con discapacidades graves. “Por supuesto, el infanticidio debe ser excepcional y estrictamente controlado de forma legal –matizaba–, pero no se debería excluir, como no se excluye el aborto”. Concretamente, Singer proponía un período de cuatro semanas tras el nacimiento, durante el cual se podría eliminar a los recién nacidos deficientes. Si se trata, como algunos dicen, de “no condenar al sufrimiento”, ¿cómo no reconocer este derecho a los padres?

La solución de Singer es cruel, pero consecuente. En cambio, el elogio de la diferencia junto con la exclusión prenatal son muestras de aspiraciones contradictorias en una sociedad que quiere tener todas las salidas abiertas. La “cultura del descarte”, que denuncia el Papa Francisco, muestra aquí otra de sus caras.

Print Friendly, PDF & Email
Esta entrada fue publicada en Discapacidad y etiquetada , , , , , , . Guarda el enlace permanente.