El paje negro de San Nicolás, vetado por la ONU

Los pajes negros de San NicolásLa cuestión más polémica en Holanda en este momento no tiene que ver con las escuchas de la Agencia Nacional de Seguridad americana, ni con la reforma del estado de bienestar ni con la inmigración. Lo que ha llenado las páginas de los periódicos y los comentarios en las filas del supermercado es qué hacer con el paje que acompaña a San Nicolás y le ayuda a repartir los regalos a los niños el 5 de diciembre. El tradicional paje se llama Zwarte Piet (literalmente Negro Pedro) y va elegantemente vestido con ropajes propios del Renacimiento. El problema es que está maquillado de negro, y en estos tiempos un paje negro al servicio de un obispo blanco  hiere la sensibilidad políticamente correcta de algunos que ven ahí un signo de racismo.

La polémica no es nueva, pero este año ha pasado al primer plano porque la ONU ha tomado cartas en el asunto. En fin, la ONU es mucho decir; más bien se trata de un apéndice de la burocracia onusiana, el Working Group of Experts on People of African Descent, creado en 2008 para ocuparse de los derechos de los afrodescendientes. El Grupo, según revela el rotativo NCR Handelsblad, ha enviado una nota a Holanda advirtiendo que no podría incluir la fiesta de San Nicolás entre las tradiciones que protege la UNESCO, mientras no se arregle el asunto del paje negro, al que identifica con un esclavo o un criado. En realidad, Holanda tampoco lo había pedido, pues la fiesta está suficientemente protegida por su arraigo popular y por la ilusión de los niños, algo mucho más firme que la UNESCO.

Pero la intromisión onusiana ha servido para que la prensa llene páginas con la opinión de articulistas, historiadores y antropólogos, ha dado materia para viñetas humorísticas y bromas en los cafés, e incluso la noticia  ha saltado a la prensa internacional.

Los más condescendientes están dispuestos a que no todos los Zwarte Piet que intervienen en las cabalgatas de san Nicolás sean negros, sino que los haya de todos los colores. Una versión más políticamente correcta dice que no es que el paje sea negro, sino que está ennegrecido por el hollín de las chimeneas por las que se descuelga. Los historiadores recuerdan que en la Edad Media el acompañante de San Nicolás era un diablo vencido y convertido en criado; pero volver a sacar al diablo en un país tan secularizado parece excesivo. La campaña más exitosa ha sido la de dos jóvenes publicitarios que han creado una web www.pietitie.nl  a favor del mantener la fiesta tal como es, y que han conseguido en pocos días millón y medio de adhesiones.

El alcalde de Ámsterdam, dispuesto a escuchar a todos, dice que bastaría que los pajes se maquillaran con una simple raya negra. Pero a los niños les gusta disfrazarse y, como suele ocurrir en estos casos, cuanto más arrecia la polémica, más niños quieren vestirse de Zwarte Piet, bien maquillados de negro, gorra con pluma, peluca oscura y labios rojos.

El Working Group de la ONU debería tener en cuenta también que, según explica la paleontología, todos los seres humanos procedemos de África, así que todos somos afrodescendientes, tanto blancos como negros.

El problema es que en cuanto la burocracia de la ONU crea un Grupo de trabajo, este tiene que demostrar que sirve para algo y debe descubrir problemas en su área, para “desfacer entuertos”, que diría Don Quijote. Pero también podría ver al paje como símbolo de un hombre influyente. ¿No queremos dar visibilidad a las minorías? ¿Es desdeñable que los niños quieran ganarse la buena voluntad del paje africano para obtener sus regalos? ¿Por qué privar de su puesto de trabajo a Zwarte Piet, como si fuera un “sin papeles”?

Como en España cuando algunas escuelas se empeñan en no poner un belén en Navidad “para no molestar a los musulmanes”, que no están molestos en absoluto, en Holanda hay quien pretende defender a los afrodescendientes de ofensas que estos no habían percibido.

En España estamos menos expuestos a la intromisión del Working Group, porque los tres Reyes Magos han incluido desde siempre al respetado rey negro Baltasar, tan popular entre los niños. Pero cualquier día nos llegará un “ucase” de ONU Mujeres, por no incluir a ninguna reina en el trío y tendremos que resistir para defender la ilusión de los niños y de las niñas.

Por el momento, habría que pedir a San Nicolás, a los Reyes Magos o a Papá Noel, que ni se les ocurra dejar un regalo al Working Group, que tan mal se ha portado entrometiéndose donde nadie le llama.

Print Friendly, PDF & Email
Esta entrada fue publicada en Igualdad y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.