El mundo va a mejor

Veo en el Metro la campaña que ha lanzado Manos Unidas, ONG que trabaja en favor de las mujeres en países de menos ingresos. Dice: “La mujer del siglo XXI. Ni independiente, ni segura, ni con voz. Una de cada tres mujeres de hoy no es como te la imaginas”. La campaña tiene el objetivo de sensibilizar a la opinión pública y buscar colaboración para proyectos que mejoren la condición de estas mujeres. Además, se trata de una ONG seria y con buenos contactos en estos países, por lo que cabe esperar que el dinero que movilice estará bien empleado.

Así y todo, me pregunto si este tipo de eslóganes llegan a dar una imagen adecuada de la situación actual de la mujer. Se entiende que en sus campañas las ONG utilicen acentos dramáticos, que sensibilicen a la opinión pública sobre un problema y estimulen su generosidad. Pero el hincapié en el dramatismo sobre algo que está mal puede ocultar la mejora gradual que se está produciendo.

Así lo cree el sueco Hans Rosling en su libro Factfulness, que estoy leyendo. Rosling se pregunta por qué tanta gente piensa que el mundo va a peor e ignora o subestima las grandes mejoras que se han producido en el último medio siglo. Al principio, Rosling atribuía esta concepción excesivamente dramática del mundo a un conocimiento obsoleto o a una mala información de los medios de comunicación. Luego se dio cuenta de que la manera de procesar los datos venía condicionada por el modo de funcionamiento de nuestro cerebro, unos “instintos” que influyen en nuestro modo de ver el mundo. Su libro es un análisis de diez instintos –desde el instinto de la separación al de la generalización o al de la culpa– que, si nos descuidamos, nos hacen ver el mundo con gafas negras.

Por ejemplo, si miramos a la situación de la mujer en el siglo XXI, los datos nos dicen que nunca ha estado mejor y que está avanzando rápidamente. Y no solo en los países de Occidente, donde el feminismo agraviado la sigue presentando como perpetua víctima. También en otras partes del mundo su avance es innegable. Por citar alguna cifra recogida en el libro de Rosling: el 90% de las niñas están matriculadas en la enseñanza primaria y el 60% de las niñas de los países pobres terminan ese nivel de enseñanza. Si en el mundo los hombres de 30 años han asistido a la escuela una media de 10 años, las mujeres de esa misma edad han ido una media de 9.

También las mujeres, como los hombres, están escapando de la pobreza extrema. En los últimos 20 años el porcentaje de la población que vive en pobreza extrema (con ingresos de menos de dos dólares al día) casi se ha reducido a la mitad. Muchas menos madres ven morir a sus hijos: la tasa de mortalidad de los menores de 5 años ha pasado de 93 por mil en 1990 a 40 por mil en 2016. Y también podrán disfrutar más tiempo con los nietos, pues la esperanza de vida mundial para los nacidos en 2016 era de 72 años.

Otras muchas cifras aparecen en el libro de Rosling para confirmar la tesis de que el mundo va a mejor. Entonces, ¿por qué tenemos una visión tan pesimista del mundo? Una razón es que la mejora gradual no es noticia: cuando una tendencia mejora gradualmente, con algún descenso episódico, es más fácil que nos fijemos en los descensos que en la mejora general. También hay que tener en cuenta que las cosas pueden estar mal y, a la vez, estar yendo a mejor: aún hay problemas de malnutrición, pero afectan a un porcentaje menor de la población mundial. Si queremos saber cómo evoluciona un problema, más importante que el nivel alcanzado es la dirección del cambio: ¿qué ocurría hace diez años? Que haya más noticias malas se debe, en ocasiones, a una mayor vigilancia del sufrimiento, no a que el mundo vaya a peor. Son algunas de las recomendaciones que hace Rosling para mantener a raya nuestro instinto de la negatividad.

Los expertos en marketing y fundraising sabrán, pero quizá las campañas de las ONG podrían hacer hincapié en los avances y no solo en las carencias. “La mujer del siglo XXI. Más educada, menos pobre, más escuchada. Tu colaboración está sirviendo para conseguirlo”.

 

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1 respuesta a El mundo va a mejor

  1. María dijo:

    Me ha gustado su comentario y su propuesta excelente.

    Lo que no me convence tanto es Manos Unidas es su adhesión a los objetivos del Tercer Milenio. El 5º es eso que llaman salud de la mujer y que la ONU interpreta como anticonceptivos para todas y sobre todo eso de cubrir las necesidades insatisfechas en materia de planificación familiar… que no se nos oculta de qué va. Y ya han conseguido que descienda la tasa de natalidad en todo el mundo.

    Como mujer me parece un insulto a la maternidad y como católica me parece una ofensa a nuestro Creador.

    El eslogan es malo. Nunca se debe hacer una publicidad negativa si se quieren resultados de otro tipo. ¡A mí me insultan! Las mujeres más seguras y con más voz son las madres.

    Un saludo.

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