Comunidades cristianas populares… sin pueblo

Velas que se apaganOponer al cristianismo de base con los obispos ha sido un cliché asentado en la información religiosa. Las comunidades de base representaban el sentir popular frente a la Iglesia oficial. A menudo hemos leído manifiestos que denunciaban alguna decisión episcopal o solicitaban cambios drásticos en la Iglesia, rubricados por un sinfín de nombres y siglas de movimientos de comunidades de este tipo. Parecían un pueblo en marcha hacia la Iglesia del futuro.

Pero parece que eran solo una colección de siglas, ya que el principal problema de estas comunidades es que se han quedado sin pueblo. Así lo reconocen en un folleto que acaban de publicar las Comunidades Cristianas Populares (CCP) de España, del que da cuenta Religión Digital: “Nuestro modo de entender la fe, como fe liberadora, comprometida con la implantación de la justicia y liberación de las clases oprimidas, no hemos sabido hacerla atractiva a la juventud. Constatamos que no hay relevo generacional en nuestras Comunidades. Cada vez somos un número menor de ellas, menos miembros y más mayores”. Una dura constatación para quienes decían que la Iglesia iba a perder a la juventud si no iba por dónde ellos decían. Y que en el éxito de acontecimientos como la Jornada Mundial de la Juventud solo veían triunfalismo y papolatría.

Se advierte un tono melancólico cuando recuerdan los años del estreno de la democracia: entonces, en busca de las libertades democráticas y de la superación de las injusticias sociales,  “nos afiliamos a los sindicatos de clase, a los partidos políticos de izquierdas, incluso marxistas y a las ONG, porque eran instrumentos aptos para que el pueblo consiguiera tales objetivos”. Hoy les han decepcionado, porque “la mayoría de estos sindicatos, partidos políticos y ONG se han vuelto instrumentos romos e inservibles, se han corrompido”. “Y, al faltarnos los instrumentos de expresión de nuestra fe, esta ha ido debilitándose, perdiendo empuje y vigor”. Verdaderamente hace falta mucha ingenuidad para esperar que un sindicato o un partido político vaya a ser un “instrumento de expresión de la fe”, cuando cualquier sabe que son instrumentos de la lucha por el poder y de las prebendas.

Pero lo que más les duele es que “nuestras críticas a la Jerarquía eclesiástica apenas le han hecho daño”. “No debemos de haber denunciado suficientemente la connivencia, la cohabitación y el juego de intereses económicos entre la Jerarquía y el Estado español”. Más bien cabría decir que no han hecho otra cosa. Lo que pasa es que el cristiano popular, el que va a la parroquia los domingos, el que colabora en Cáritas y el que lleva a sus hijos a un colegio católico, confía más en los obispos que en gente que  quieren “reinventar otra forma de ser Iglesia”.

Cabría esperar que los que quieren reinventar la Iglesia tuvieran el valor de reinventarse a sí mismos, cuando descubren los errores cometidos y la falta de frutos. Pero, a pesar del fracaso, estas comunidades se proponen relanzar su proyecto en la misma línea. El objetivo es una “Iglesia Popular, basada en una práctica creyente de liberación, en una reinterpretación post-religiosa y post-secular de nuestra fe y entendiendo esta nueva forma de ser Iglesia desde abajo, igualitaria, eco-feminista y pluralista”.  Pero es de temer que el modelo no sea sostenible, como lo indica la misma falta de relevo generacional. Quizá esta nueva forma de ser Iglesia sea también post-popular.

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2 respuestas a Comunidades cristianas populares… sin pueblo

  1. ealmanzor dijo:

    Es llamativo el alto número de personas en nuestro país que, creyendo ser católicas, son en realidad protestantes.
    Estas comunidades de base son quizá el mejor ejemplo.
    Lo ideal es que se lo plantearan.
    Todos, empezando por ellos, saldríamos ganando.

  2. ramon mendiburu belzunegui dijo:

    Con todo, ese ejercicio de autocrítica, tan poco habitual, les honra, al igual que la inquietud que demuestran. Lo más común hoy día en el 90% de los católicos de este país es el pasotismo. Ojalá me equivoque.

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